OCASO
A Hemi Golden Graham,
porque ella sabe
que siempre sale el sol.
Lo miró por encima del periódico. Algo demacrado, pero hermoso, con esa elegancia de los dioses derrotados. El pelo revuelto enmarcando unos ojos y unos labios siempre deseables. Estaba untando una tostada caliente.
- ¿No vas a tomarte el zumo? Te lo acabo de preparar.
- Tengo acidez.
Cuando llegó eran más de las cuatro de la mañana, se metió en la cama, olía a whisky. No le preguntó de dónde venía. Intentó acariciarlo, pero le retiró la mano. Metió los dedos entre su pelo antes de que se diera la vuelta. Luego, la compañía de sus ronquidos.
- ¿Quieres otra cosa? ¿Te traigo…?
- No, déjalo. Se me pasará.
Concentrado, bebía el café a pequeños sorbos y hundía la rebanada para sacarla empapada y oscura. Él seguía observándolo y se encendió un cigarrillo.
- Te recuerdo que esta noche tenemos la cena con los Bauer, ¿crees que te apetecerá o los llamo con alguna excusa?
No dijo nada. Salió al jardín y se estiró bajo un sol insultante.
Lo siguió. Se había echado en una tumbona y se acariciaba el pecho en círculos, los ojos cerrados frente a los destellos de la piscina.
- Derek.
- Por favor…, no empieces, me duele la cabeza.
- ¿Entonces?
Esperaba una respuesta, incluso una provocación, pero en su lugar le llegó el canto anodino de un pájaro.
- No fuiste a la entrevista con el dueño de la nueva sala Reinhardt. Ni siquiera llamaste para anularla. ¿Sabes en qué lugar quedo yo?
De pie, con los brazos en la cintura, sintió que el cansancio le hundía hasta las rodillas.
Derek se levantó, se bajó el slip, se deshizo de él pisándolo con un pie y luego con el otro, y se arrojó al agua que estrelló sus ondas frías contra las paredes.
Entonces, él también se zambulló en un desgastado remolino de imágenes... Derek haciéndole salir desnudo a buscar el correo, o besándolo en la trastienda el día que le organizó su primera exposición, o su mirada tímida de estudiante en la útima fila...
Subió al dormitorio. Sacó una maleta y abrió varios cajones a la vez. Luego bajó las escaleras con ella, salió al jardín, la colocó sobre las losas húmedas, a los pies de la hamaca, y entró para acabar su café.
OCASO, por Mª Pilar Álvarez Novalvos.
Alguien dijo una vez: "Si quieres ser el mejor, copia de los mejores"; es imposible copiarte, el original siempre será el único ;) pero sí debo decir que una parte de mi ser, nació de tus palabras, una parte de mí nada insignificante, nació de escuchar tus lecciones, por eso te doy las gracias de conformar y formar parte de mi VIDA, de aquel INSTANTE que me dedicaste y que me transformó; y de este INSTANTE, que es nuestra vida. Gracias alma azul, por traer luz y color a este mundo; me siento afortunada de ser una hormiguita en tu hormiguero
ResponderEliminarLo primero que he leído al levantarme han sido tus palabras. Y las mías, todas, se me han caído al suelo.
ResponderEliminarNo se me ocurre decirte otra cosa que lo que ves en mí eres capaz de reconocerlo porque también está en ti.
Todos somos esa recopilación de lo que hemos encontrado en el camino y que hemos seleccionado para construirnos, para ser quienes somos, por eso tú también estás en mí.
No solo eres grande, sino única.
Siempre,
Mª PIlar
Me encanta cómo te ha quedado este cuento. Son imaginaciones mías o has mejorado que te ---as? Estoy orgullosa de tí, hormiguita!! un recuerdo azul..
ResponderEliminarceci
Muchas gracias, querida Ceci. A mí también me gusta mucho. =)
ResponderEliminarRecibo tu recuerdo, lo disfruto y te lanzo otro como un bucle largo y rizado que te envuelva cálidamente... *=)
Tú siempre tan azul jajaja, ya sabes que yo soy más oscura, pero últimamente me estoy aclarando aunque conserve mi esencia en el fondo.
ResponderEliminar¿Oscura? ¿Tú? SOLO por FUERA... (Y perdona que remueva la fama que te precede). Porque si se te conoce un poco irradias bastante luz fluorescente. No como "el Derek este" de la historia, que me cae fatal desde el principio.
ResponderEliminarJaja =)