EN BUSCA DE KLINGSOR. Jorge Volpi



BARCELONA, ED. SEIX BARRAL, 1999
ISBN: 84-322-0788-8
     Me alegro muchísimo de haber leído este libro por un doble motivo: el goce "intelectual" que me produce el tema y la estructura sobre los que se erige la obra. Y, por otro lado, porque esta lectura me permitirá estar atenta, al escribir, a esa línea divisoria que separa los géneros.

    Imagino que invertir cuatro años en investigar para escribir una obra debe de invitar a la erudición sobre el tema escogido. Y eso, en mi modesta opinión, es peligroso. Porque no debe de ser evidente renunciar a que en la novela aparezca cada gramo de conocimiento con el que uno se haya topado y seleccionar solo aquello que sea estrictamente materia narrativa. Me apasiona la física cuántica (buena parte de la obra se dedica a ella), pero cuando leo esta novela, a veces, el autor me saca de la historia estricta, de la literatura, y lo veo a él; consigue que me olvide de que estoy dentro de un mundo con personajes propios porque él pasa a ser el protagonista.

     Tampoco disfruto con las repeticiones de las mismas ideas con distintos colores ni de las largas cadenas de nombres de personajes que inmediatamente descubro que no son en absoluto relevantes.

EDGAR ALLAN POE
     Cuando leo una novela necesito sorpresa, absorción, originalidad, vibración; vivir a fondo esa realidad paralela como si no existiera otra.

     Cabrera Infante, miembro del jurado que concedió el premio Biblioteca Breve Seix Barral 1999 a esta obra,  habla del "suspense" que la cohesiona. Personalmente no me intriga ni me inquieta saber lo que va a pasar. No debe referirse al suspense que son capaces de crear Poe, Chandler, Hammett y otros maestros. El protagonista, el teniente Bacon, es un investigador blando, con poca iniciativa, que necesita de personajes-muleta para evolucionar, por eso ni él ni sus movimientos me resultan interesantes.

     Sin embargo, esta novela es totalmente recomendable para los que buscan que su intelecto retoce en el pasto de la buena temática y estructura. Por ello, voy a resaltar varios aspectos que han "conmovido" mi cerebro:

   1. El haber escogido un personaje wagneriano, como el mago nigromante Klingsor, para que el argumento del Parsifal corra parejo a las vidas del trígono protagonista: el teniente Francis Bacon, su enamorada Bárbara y el profesor Gustav Links.

KLINGSOR en "PARSIFAL"
    2. El modo en que el narrador se presenta a sí mismo es uno de los más curiosos que jamás he leído. Lo hace a través de las que denomina "Leyes del movimiento narrativo". Y aprovecha para desmitificar al autor equivalente a un Dios. Leer esta presentación me hizo creer que me encontraba ante una novela inaudita.

     3. La gran originalidad de la estructura: mezclar las leyes físicas, las hipótesis, los corolarios, con las leyes que rigen el universo literario, es un acierto.

   4. El hecho de que ponga en tela de juicio la amoralidad o inmoralidad de los científicos que, en aras de la evolución y el progreso, dejan de lado lo ético y lo humano. El telón de fondo del Tercer Reich y la creación de las primeras bombas atómicas es, desde luego, lo mejor de este trabajo.

   5. Chapeau ante el episodio "Max Planck, o de la fe" (parece que la sabiduría es siempre patrimonio privilegiado de los ancianos). Y también ante el de "Erwin Schrödinger, o del deseo" (en el que vemos al científico viviendo el amor sin despreciar ninguna de las realidades paralelas en que se le presenta). Los mejores de todo el libro, sin duda.

MAX PLANCK
       Unas briznas de los razonamientos de Planck-Volpi:

              "-- La ciencia es incapaz de resolver por sí sola el misterio último de la naturaleza. Y ello se debe a que nosotros mismos formamos parte de esa naturaleza, y por tanto del misterio que estamos intentando resolver --Planck carraspeó, pero de inmediato continuó con sus ideas--: también la música y el arte son, en cierta medida, intentos de comprender o al menos de expresar este misterio."

          " -- Sí --afirmó Planck, implacable--. Una y otra vez nos enfrentamos a lo irracional. De otra forma no podríamos tener fe. Y, si no tuviéramos fe, la vida se convertiría en una carga insoportable. No tendríamos música, ni arte, ni capacidad de asombro. Y tampoco tendríamos ciencia: no sólo porque perdería así su principal atractivo para quienes la cultivamos (es decir, la búsqueda de lo incognoscible), sino también porque habría perdido su piedra angular: la percepción de la vida como una realidad externa por medio de la conciencia."

ALBERT EINSTEIN
        "-- Como decía mi viejo amigo Einstein, nadie podría ser científico si no supiera que el mundo realmente existe, pero ese conocimiento no se deriva de ningún tipo de razonamiento. Es una percepción directa y por tanto  de naturaleza semejante a la de la fe. Es una fe metafísica..."


WERNER EISENBERG
 

     Mi intuición se revuelve ante la lectura de este libro y me dice que el principio de incertidumbre de Heisenberg ("es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula"es solo la semilla de algo mucho más grande que, esperemos, el hombre sea capaz de descubrir.

(A Pedro Iglesias,
por estar tan atento
y abrirme caminos.)

EN BUSCA DE KLINGSOR. Jorge Volpi,
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