PIEDRAS. -Irán-

(Traduction en FRANÇAIS
sur PIERRES. -Iran-.)


      Artículo 102 del Código Penal: "a los hombres condenados por adulterio se les enterrará hasta la cintura; a las mujeres, hasta el pecho".

      Quiere huir, sin embargo apenas puede moverse. No le han tapado los ojos, pero ella los tiene cerrados. La primera piedra le ha dado en la cabeza. Si fuera hombre tendría un poco más de espacio y quizá podría esquivarlas... Aunque se mueve de un lado a otro, las piedras llueven de todas partes. Delante, un centenar de hombres.

      Artículo 104: deben utilizarse piedras "no tan grandes como para matar a la persona de uno o dos golpes ni tan pequeñas como para no poder considerarlas piedras".

      Hubiera preferido un tiro en la sien o un tajo limpio en el cuello. Con cada impacto el odio se hunde en sus huesos y los oye crujir. Grita. El cielo contiene la respiración y, de repente, las piedras se paralizan en el aire. Algo desciende de las nubes y rasga la tierra. A los oídos de los hombres llegan palabras como relámpagos; sus brazos se desgajan de los hombros y ruedan por el suelo. En un estertor, todas las manos se abren para soltar las últimas piedras. 
       De las heridas de la mujer brota agua que llega en manantial hasta los pies de los hombres. Entonces ellos agachan la cabeza, se dan la vuelta y se alejan borrando las huellas que conducían hasta allí.









PIEDRAS. -Irán-, por Mª Pilar Álvarez Novalvos.
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Comentarios

  1. Es precioso, Pilar, y está muy bien que incluyas las leyes... Impacta todavía más. Gracias, sobre todo, por ellas.

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  2. Ojalá que se borren cada vez más huellas de esas que conducen al ser humano a repetir sus propios errores. Un beso, Paloma.

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  3. Qué bonito, Pilar. Me gusta cuando liberas tu escritura de la "norma literaria" y la dejas fluir a borbotones. Ahi te siento auténtica, fuerte, vulnerable y llena de vida!!!

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  4. Si las piedras fueran plumas
    y el corazón una estrella,
    ni las piedras, ni las manos
    se alejarían de ella.

    De ella, para abrazarla,
    de ella, para mimarla,
    de ella, para quererla.

    Más que al miedo que, en sus manos,
    vuelve a las plumas piedras,
    encierra los corazones
    y entierra la vida.

    Gracias por la luz de tu mirada.

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  5. Me encanta la sensibilidad y la fuerza que creas en cada palabra.Para todas aquellas mujeres que una vez fueron dilapidadas, alguien pensó en ellas dándoles voz y verbo

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  6. Cuánto celebro todo lo que decís. Os agradezco profundamente vuestros ánimos, vuestros regalos y la solidaridad que mostráis hacia este problema. Estoy emocionada.
    Un abrazo fuerte a cada una.
    *=)

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