EL FILÓSOFO, II


Los demás no se dan cuenta 
de que los que cultivan bien la filosofía, 
             lo único que cultivan es la muerte.

Sócrates




Escuchó algo que se abría en otra dimensión, quizá una puerta, muy por encima de su cabeza. Y se despertó. Abrir los ojos hizo más presentes los puntos donde el dolor había echado raíces. 
En la misma habitación, su mujer y su hija dormitaban a ambos lados de su cama. Las llamó. 

-— Es el momento.

Con aplomo siguieron sus deseos. Entre las dos lo enderezaron hasta sentarlo. Él apretó débilmente los hombros de cada una, las manos. En su cara se apreció un instante de gozo; después, su abrazo se hizo blando y la cabeza se desplomó. 
Al dejar tras ellas el cuerpo sin vida recordaron sus palabras de aquella mañana:

— Estad tranquilas. Pronto saldréis de esta habitación para continuar vuestra vida; yo moriré. Y solo Dios sabe cuál de las dos cosas es mejor.







EL FILÓSOFO, II, por Mª Pilar Álvarez Novalvos 
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